Butamalón de Eduardo Labarca: frontera territorial/frontera escritural

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Butamalón (1994), “gran revuelta” en mapudungún, es la tercera novela del chileno Eduardo Labarca, la cual no solo llama la atención sobre su detallado contenido histórico y su mezcla con la ficción acerca de la revuelta de los Purenes (1598), sino también por la atención estética que el autor trabaja; presentando una novela que pueden ser dos novelas, dos historias que se mezclan y distancian hasta fusionarse en una sola trama.

Por un lado, un traductor que vive en una humilde pensión del Santiago actual; atendido por una dueña que solo mira televisión y una mucama de descendencia mapuche, recibe el trabajo de traducir al español un libro de historia, escrito originalmente en inglés. Este manuscrito relata el periodo más álgido de las guerras de la Araucanía producto de la invasión española. Por otro lado, pone en escena el fraile Juan Barba y su viaje desde la península Ibérica hasta la frontera de Arauco, su cautiverio e inserción en la comunidad mapuche. La historia del sacerdote es, asimismo, la historia del texto que le encargaron al Traductor.

De esta manera, mientras Juan Barba se encuentra disputando su ética y su vida en la frontera territorial mapuche, el Traductor habita una frontera simbólica: la escritura. La frontera, lugar de encuentros culturales convierte a Juan Barba y al Traductor en sujetos fronterizos. El sacerdote disputa, en una frontera física, sus orígenes y el lugar nuevo que habita, sus votos católicos y las creencias araucanas, su deber y sus impulsos, su moral con su obediencia. Por su parte el Traductor, a través de la escritura, se ve en una frontera simbólica entre una lengua y la otra, un contexto pasado y un contexto actual, su deber de traducir lo más fielmente posible y su propia búsqueda identitaria a medida que trabaja.

Las dos narraciones no son independientes pues, a medida que se avanza con la lectura, comienzan a tergiversarse y a chocar con una línea argumental lenta y progresivamente, allí el abismo: en la ficción del Traductor, este comienza a tener atisbos de recuerdos pretéritos de Barba y, poco a poco, la novela comienza a fusionar ambas tramas en un solo ente polifónico y complejo.

En definitiva, Butamalón es en sí misma una novela fronteriza: en un ámbito temático, se presenta una frontera física a través de la Guerra de Arauco y una frontera simbólica de la palabra mediante el fenómeno de la traducción; en un ámbito narrativo, al ir intercalando las distintas voces, contextos y géneros (epistolares, históricos, novelescos, etc.) entre la Guerra de Arauco y un Santiago actual; y en un ámbito estético, pues Labarca desafía la etiqueta de “novela histórica” y también esquiva ser puramente ficción.

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