Entrevista a Ricardo Espinoza Lolas: “Existe una cultura del abuso”

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Reflexionar sobre las problemáticas migratorias desde distintas disciplinas (filosofía, psicoanálisis, historia, psicología, entre otras) y manifestaciones artísticas, fue el  objetivo principal que pretendió desarrollar el II Coloquio Euro-Latino-Americano: “Inmigrantes, Refugiados, Desplazados” organizado en Viña del Mar y Valparaíso en julio de este año. Conversamos con el organizador nacional, el filósofo Ricardo Espinoza Lolas, académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. 

Tatiana Calderón Le Joliff: ¿Cómo surgió la idea de organizar en Chile el “II Coloquio Euro-Latino-Americano: Inmigrantes, Refugiados, Desplazados”?

Afiche del II Coloquio Euro-Latino-Americano.

Ricardo Espinoza Lolas: el primer Coloquio [las “Aporias de la Democracia”] ocurrió en París (diciembre de 2017 en la FMSH y además con apoyo de Paris 8 y varias instituciones internacionales y nacionales), con el objetivo de expresar cómo la democracia actualmente consta de muchas contradicciones aparentemente irresolubles. Y participaron grandes invitados como Edgar Morin. El aumento del fascismo con la presencia de un Trump en democracia (votado por millones de estadounidenses), es un ejemplo de ello. Cuando terminó este Coloquio quisimos seguir con la misma estructura y así surgieron una serie de planes a futuro: un segundo Coloquio en julio de 2018 con el tema de la inmigración en Chile (Valparaíso), un tercer Coloquio bajo el tema del Estado-nación, que se desenvolverá en España en octubre de 2019 (Cataluña y País Vasco), y el cuarto acerca del Brexit en Inglaterra para el 2020 (Londres). Se trabaja en conjunto; esto es, se desarrolló una web por parte de los franceses, afiches por los brasileños, los catalanes y colombianos trabajan en las temáticas, etc. y así se comenzó a armar un equipo desde gente con gran trayectoria en investigación a personas jóvenes trabajando ejecutivamente en la realización de estos coloquios.

T.C.L.: ¿Desde qué perspectiva se abordaron las problemáticas de este segundo Coloquio?

R.E.: Las bases se concretan en tres conceptos: inmigración, refugiados y desplazados, para evidenciar varias formas de migración actual. Yo soy un hegeliano actualizado, esto es, un teórico-crítico; entonces hubo un momento de dialéctica, donde se denuncia lo que hay, luego se ve cómo esto se estructuró históricamente y, finalmente, un tercer momento afirmativo, en dónde se generan propuestas. Casi toda la estructura del Coloquio fue de esta manera y se evidenció que existe una cultura del abuso. Los psicoanalistas trabajaron formas de racismo, construcción histórica, negación del otro (estuvo el renombrado Jorge Alemán). Varios filósofos trabajaron la línea del capitalismo y cómo construye una subjetividad ideológica (Patrice Vermeren, Jacques Lezra, Peggy Kamuf, etc.); y bueno, los distintos referentes bajo una perspectiva dialéctica teórico-crítica de enunciar las formas de migración: ¿qué pasa a nivel actual y por qué se rechaza? Y el otro grupo, psicólogos, psicoanalistas, incluso habían teólogos de la liberación como Antonio González, quienes trabajaron más sobre el lado positivo: la imposibilidad de pensar sobre el otro porque el otro es uno mismo. En este punto se logró presentar variadas  formas de entender el nosotros. Todo lo anterior desde un ámbito literario, filosófico, estético, etc. (con una exposición fotográfica de Brantmayer). En definitiva: una parte de denuncia y la otra parte de entender al otro como uno mismo.

T.C.L.: ¿Qué rol juegan las fronteras en el espacio migratorio para estos individuos? ¿Y cómo son percibidos?

R.E.: Hay una buena y una mala noticia, yo soy un filósofo histórico materialista, no soy ontológico, y por ende, no creo en algo trascendental, no creo que un Yo trascendental o sujeto ontológico que nos va a salvar al final de los tiempos, ni nada de eso acontecerá por fuera de la historia (eso es asunto de “teoría filosófica” y está bueno en ese ámbito, pero en esta historia que se va construyendo la cosa es distinta). Tampoco creo en hegemonías tipo populistas a lo Gramcsi o Laclau que exista una estructura que universalice un discurso, sino que la cuestión es histórica y siempre dinámica. La mala noticia es que el problema de la migración se va a seguir teniendo como problema y van a seguir creciendo los populismos y también los fascismos, un discurso que uno puede ver desde Macri, Trump hasta Hungría. Actualmente, la misma Merkel es la guardiana de la migración en Europa (lo que antes parecería imposible que en Alemania se preocuparan por el otro). Entonces la mala noticia es que la migración va a seguir siendo un problema, la frontera vista como un cierre sobre sí mismo, mediante modelos capitalistas hacendales. La buena noticia creo que las medidas pasan por uno, por eso creo que los modelos de resistencia y los movimientos ciudadanos han hecho cosas distintas, se ven formas cooperativas donde se ve el otro como uno mismo, formas visibilizantes, a lo Rimbaud “yo es Otro”. En la virtualidad misma, estamos todo el día en la migración, yo, por ejemplo, no sé en qué país estoy empíricamente. Creo que eso se está imponiendo y es un dialéctica fuertísima, y que ese es un camino de resistencia y subversión. Espero que vaya ganando esta tendencia o nuestra tendencia a la otra fascista que siempre busca eliminar cualquier trato con el otro en tanto que Otro (ya porque es pobre, ya porque es distinto, ya por cualquier valoración arbitraria, etc.).

Entonces la mala noticia es que la migración va a seguir siendo un problema, la frontera vista como un cierre sobre sí mismo, mediante modelos capitalistas hacendales. La buena noticia creo que las medidas pasan por uno, por eso creo que los modelos de resistencia y los movimientos ciudadanos han hecho cosas distintas, se ven formas cooperativas donde se ve el otro como uno mismo, formas visibilizantes, a lo Rimbaud “yo es Otro”.

T.C.L.: Precisamente este tipo de eventos, ¿qué pretende generar?

Ricardo Espinoza Lolas presentando su libro.

R.E.: El Coloquio pretendió muchas cosas, primero consolidar un equipo muy horizontal, desde “jóvenes a viejos”, de psicoanalistas a filósofos, desde franceses e ingleses, que “supuestamente” son la élite del conocimiento, a colombianos, brasileños y chilenos que aparentemente no somos la élite, es decir, homogeneizar y restablecer muchas cosas: entre estas cosas fundamentales, la confianza en nuestro equipo. Yo amo los equipos, me fastidia el intelectual en una estructura vertical;  a veces trabajo mucho solo porque escribo libros (es lo típico de los filósofos), pero hay que trabajar en equipo, de jóvenes a los llamados “famosos y viejos” de la élite intelectual. Me encanta trabajar con los psicoanalistas, los teólogos de la liberación, los artistas, los científicos. Precisamente lo que buscaba en este Coloquio era ver si funcionaba este equipo y funcionó; hacerlo en Chile, lejos de Londres, Nueva York, París, Berlín, y, repito, funcionó muy bien, y lo hicimos en tan sólo seis meses. Nos dividimos las tareas entre todos de manera muy horizontal, las tareas del Coloquio y buscar los fondos para su financiamiento; por decirlo de una forma actual, un “modelo de financiamiento” absolutamente cooperativo, entre medios de comunicaciones, universidades, proyectos Fondecyt, proyectos internacionales.

Discutir un tema tan complejo como lo es la migración que atraviesa la constitución del Estado-nación y con las fronteras completamente cerradas (o eso es lo que pretenden muchos), mostrar lógicas feministas del Estado-nación y no solamente las lógicas patriarcales actuales fueron cosas que se quisieron discutir en este Coloquio y lo hicimos. Además, realizarlo también en un barrio típico, la Matriz de Valparaíso con franceses, ingleses, colombianos, americanos, haitianos, sacerdotes; más de 200 personas, con cadenas de televisión y no nos fuimos nunca a Santiago. ¡Todo ocurrió en Valparaíso y aconteció! Lo más importante era visibilizar a los migrantes y salimos todos visibilizados por la importancia de esto. Salió visibilizada no solo la PUCV, que es una universidad pequeña, sino también universidades de las dos comunidades independientes de España con el tercer Coloquio que será en Barcelona y el País Vasco para re-pensar el “Estado-nación” en octubre de 2019. Entonces ya apareció este nuevo equipo de trabajo del III Coloquio con gente que se inscribió para viajar y así continúa esto.

T.C.L.: ¿Cómo ves entonces las políticas migratorias en Chile?

Libro “Capitalismo & Empresa. Hacia una revolución del nosotros” (2018).

R.E.: Hace una semana salió una política migratoria, que en verdad no es una política migratoria, sino que es catalogar a los extranjeros de forma externa mediante estructuras capitalistas de control, un dispositivo absolutamente “foucaultiano” de extranjería, ley de visado que cataloga a los extranjeros, donde si es más pobre nos molesta, si es negro también nos molesta. En definitiva, todavía no hay una ley de migración en Chile, sino una ley aporofóbica (como diría Adela Cortina), no queremos pobres, una ley racista (como diría María Emilia Tijoux), porque si es blanco no nos molesta. Pero si es negro, es pobre y además habla mal o si vive en el sur de Chile y se enamora de una mapuche, o si es trans, gay, lesbiana ya está totalmente segregado; y eso es lo que está aconteciendo en Chile con una muy mala ley de extranjería que es expresión de lo que llamo en mi nuevo libro Capitalismo y empresa. Hacia una Revolución del NosOtros (con Prólogo de Toni Negri y Epílogo de Eugenio García, Editorial Pascal, Santiago, 2018) una lógica capitalista hacendal militarizada y chapuza.

T.C.L.: Bueno, no lo han renovado desde 1975. Estamos muy atrasados.

R.E.: Muy atrasados, Chile siempre está en los setenta, es un país de los setenta (se discuten esos temas respecto a Europa).

T.C.L.: Y desde tu disciplina, la filosofía, ¿cómo se están pensando estos temas?

R.E.: Hay tres tipos de filósofos: el profesor de filosofía, que es como un historiador, que para mí no es formalmente filósofo. Y no solamente está en Chile, sino que en lugares como Francia y Alemania. Son muchos que inventan un cierto cuento ontologizado,  que tiene que ver con la filosofía en la universidad; es como en busca del “Santo Grial Trascendental”. De ahí hay dos formas más: una filosofía de tipo documento, con una gran hermenéutica alemana y francesa, de herramienta de trabajo, donde se leen a Marx, Hegel, Foucault, los grandes, y se discuten ámbitos éticos, políticos, lógicos, ontológicos, estéticos y teológicos. Se estudian los grandes filósofos que poseen un sistema complejo de pensamiento. Y tercero, los filósofos propiamente tal, como Badiou, Žižek o Butler, que después de haber trabajado tanto a Hegel, por ejemplo, ya reflexionan ciertas ideas que se van a trabajar teórica y políticamente en la actualidad, que es lo que hacían antes Kant,  Hegel y Wittgenstein. Los grandes filósofos lo que hacen es repensar conceptos anteriores para producir una Idea en la praxis misma, así como Platón repensó una nueva Atenas en el pasado o Žižek una nueva Europa hoy; eso estamos haciendo desde Valparaíso y Latinoamérica algunos de nosotros.

T.C.L.: ¿Cómo crees que la universidad está participando en el debate público de la inclusión y la diversidad?

R.E.: Un doble discurso, primero uno “buena onda y simpático”, donde “sí, somos inclusivos y nos preocupamos del Otro”, pero en realidad se observan cuestiones añejas, de empresa rancia de los sesenta/setenta, como un supermercado que quiere ganar sus lucas para poder vivir (en eso generar dependencia es fundamental). Es un retail de carreras que busca endeudar a las personas. Luego viene un aparato de investigación en torno a Centros que también es de corte empresarial (se trabajan en proyectos financiados por todos los ciudadanos por sus impuestos en temas “políticamente correctos”); y después, finalmente, vienen algunos investigadores de distintas disciplinas que piensan de verdad, matemáticos que hacen algo genial, psicólogos que trabajan en equipo pensando mejorar las políticas públicas, etc. (los casos son muy variados de grandes investigadores y docentes que forman de verdad a nivel profesional y generan investigación de punta que no tiene nada que envidiar al mal llamado “primer mundo”), y así se van enterando las autoridades externamente que hay académicos realmente validados por la comunidad nacional como internacional en su propia universidad, “famosos” que aparecen en la tele y en los medios de comunicación y redes sociales (muy citados y seguidos); y se dan cuenta de que sí, que efectivamente hay gente notable en la universidad. Y que son académicos que realmente  trabajan en y por lo público, con trabajo creativo e innovador, en redes validadas; son académicos que están en el mundo, pero, en realidad, la universidad, a pesar de todo esto, y de estos imprescindibles académicos (a lo Brecht), está en los años setenta con una lógica supermercado; en general, siempre están con miedo, si viene un movimiento feminista, por ejemplo, se asustan por tres, cuatro meses y luego vuelve todo a ser como antes (tratan de “capitalizar” el movimiento y hacerlo trabajar internamente; siempre están con preocupación por lo externo (es una mentalidad muy provinciana) y las autoridades universitarias piensan que lo externo quiere destruir el modelo de gobernanza, luego lo externo se estabiliza y se sigue gobernando con su lógica al estilo retail.

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